domingo, 26 de enero de 2014

CARISMA
"Hacer memoria de la Pasión de Jesús y proclamarla con la palabra y con la vida para suscitar vida en otros, fue el empeño de María Magdalena y es el don que nos dejó a sus hijas"
La Cruz de Cristo nos impulsa a la solidaridad con los crucificados de la tierra, porque la persona que sufre es sacramento de Cristo sufriente.
María Magdalena Frescobaldi se sintió fuertemente atraída por el misterio de la Pasión de Jesús.
El amor de Dios que se revela en la Pasión de Cristo la hizo sensible y abierta a los sufrimientos de su tiempo.
Ella se fijó en la motivación que llevó a Cristo hasta la cruz: el amor que le unía al Padre y la salvación del hombre, al cual Dios amaba.
María Magdalena encontró en la espiritualidad de San Pablo de la Cruz una experiencia acorde con lo que el Espíritu Santo la inspiraba y en 1817 la pequeña comunidad florentina se insertó en la Familia Pasionista.

"La Pasión de Cristo es la más grande y estupenda obra del amor divino y el medio más eficaz para sanar de todo mal".

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